En Marruecos el precio de unas zapatillas Puma como las de Fernando Alonso pueden llegar a costar menos de la mitad de precio que en España, y eso los moros, lo saben. Claro que fletar un barco cargado de zapatillas a nuestro país supondría pagar todos los impuestos necesarios, y el precio final del par de zapatillas subiría hasta igualar al de cualquier tienda de deportes en Madrid.
Para conseguir que su negocio sea fructífero los moros tienen que conseguir evadir el pago de impuestos fronterizos, y la solución es sencilla. Primero mandan hasta la península un barco cargado de zapatillas del pie derecho, por lo que la mercancía es catalogada como de desecho al no tener ninguna utilidad comercial, o eso creen los ingénuos agentes de aduanas, que no imaginan que por otra vía estan llegando los pies izquierdos que también han sido catalogados con el mismo criterio.
Los chavales entran en un domicilio que han conocido por la universal estrategia publicitaria del boca a boca. Una vez allí uno de ellos hace de intermediario entre el moro y los compradores. Dentro del salón del domicilio, en el mueble en el que todos guardamos manteles, libros, dvd´s y botellas, están expuestas las zapatillas de marca previamente emparejadas. El intermediario hace fotos de los modelos con su móvil última generación y sale fuera del domicilio a enseñarle a sus colegas el material y el precio.
Si hay trato, el chaval pasa a por las zapatillas de marca que lucirá como Fernando Alonso, pero a mitad de precio. Hasta que éste se entere de lo económico que resulta bajarse al moro.