
Anoche cometí la imprudencia de quedarme a ver en la tele un programa sobre la piratería. En realidad no aportaron ningún dato nuevo, salvo que antes intentaban dar pena y concienciar a la sociedad, y ahora quieren meternos miedo diciendo que con la compra en el top manta financiamos el terrorismo, el comercio con mujeres y no sé cuántos males más. Me pregunto, si eso significa que bajarse un disco de internet ya no es tan perjudicial, porque claro, qué vamos a financiar con eso?
Lo más patético de todo fue cuando el señor David Bustamante, al que le han dado todo en bandeja y sin más esfuerzo que el de doblar sus michelines para limpiarse el culo, acusaba a un inmigrante en Pza. Castilla de robarle su trabajo. ¿De qué me quiere concienciar ese señor a mí?
¿Acaso no es un robo cuando un periódico vende libros por un euro cuando las librerías, por ley lo tienen que vender a precio oficial?
¿Acaso no es un robo cuando las grandes superficies venden los productos más baratos de lo que los pueden comprar los pequeños comerciantes?

¿Acaso no es un robo que las grandes firmas de ropa pongan a thailandeses a currar sin descanso y por una miseria, mientras ellos venden las prendas a precios desorbitados?
¿Acaso no es un robo que Marina D'or anuncie con descaro un nuevo lugar de vacaciones con campos de golf y parques acuáticos cuando varias poblaciones cercanas se resienten por la sequía?
¿Acaso no es un robo que para comprarte un piso tengas que pagar el sueldo completo de una persona y contratar mil seguros con el banco?
¿Acaso no es un robo que empresas internacionales reclamen las deudas a paises tercemundistas?
¿Acaso no es un robo... ?
Cuando pienso en todo esto me da asco la sociedad a la que pertenezco y de la que ya no puedo desligarme. Es una espiral sin fin, en la que ya he caído y es probable, que hasta intencionadamente.
En estos momentos lo que más me apetece es cogerme una mochila y marcharme a una isla desierta, donde nadie se crea más que nadie, donde se pueda vivir sin sentirse manipulado por cuatro ricachones que lejos de sentirse saciados, exprimen a la sociedad para sumar enteros a su capital. Y que encima, nos acusen de robo...
¿Dónde estará mi isla?