Alicia en el país de las Timbartadas


Anda que no he leído veces eso de que los tiempos de crisis aumentan la creatividad, será por eso que entre los temas más escuchados de las últimas semanas está la nueva versión del We are the world o que, después de emocionarnos a todos con Up!, los de Pixar han decidido desempolvar a los muñequitos de Toy Story para subir la recaudación hasta el infinito y más allá pudiendo reciclar el merchandinsing que les sobró hace 11 años.

Tim Burton no podía ser menos asi que en lugar de currarse un guión vuelve a customizar una historia conocida por todos para que fans y seguidores varios corramos a taquilla el día del estreno. Además el filón es importante, desde Blancanieves hasta Buscando a Nemo anda que no tiene mecha para llenar títulos de Disney de ramas retoricidas cual helecho en crecimiento, diálogos vacíos de argumentos pero llenos de retórica e imágenes repetidas que, bajo la gracieta de encontrar un guiño a alguna de sus pelis anteriores, le evitan buscar planos diferentes.


Aunque pueda parecer lo contrario, la peli me gustó. Me gustó porque soy uno de esos fans que lleva un pendrive con el careto de Jack Skellington, tiene storyboards de La novia cadaver en la cocina y corre a por el loctite cuando se resquebraja ese vaso tan chulo que le regalaron sus amigos, evidentemente de Pesadilla antes de navidad.

Me apasiona el universo Burton, me emociona ver cómo pasan por su filtro historias ya contadas y si superan las expectativas como Sweeney Todd ni me importa volver a ver a Depp y Bonham Carter hacer lo mismo de siempre. El problema es cuando el sombrerero loco se queda a medio camino entre un Willy Wonka con lentillas verdes o un Jack Sparrow teñido de naranja zanahoria, sin llegar a explotar la mágica incoherencia del personaje inicial, o cuando la reina de corazones se queda en una mala decolorada superada por un Galimatazo (Jabberwocky) que lamentablemente solo aparece para resarcir a Disney con Carroll por no incluirlo en la versión animada.


El resultado final es una película muy visual (no me extraña que quieran explotar su lado 3D con tanta taza voladora), pobremente interpretada por unos personajes principales que no se atreven a pasar del recibidor y tristemente poco aprovechada por los personajes secundarios que provocan algunas de las mejores secuencias aportando, como pequeñas píldoras, ese regustillo a película correcta con el que sales del cine.


Ya veremos con qué nos ataca Burton la próxima vez, porque no hay que negarle que llega como nube de cenizas volcánicas impregnando y colapsando todo lo que le rodea, pero este intento de darle una conexión emocional a la incoherencia del país de la maravillas ha caído en el tópico. Lejos de desvelar el final, creo que se ha dejado llevar por la influencia Lost con ese tablero donde las fichas manejadas al antojo del bien y el mal, son movidas aquí y allí para dar jaque mate a una historia que no tenía por qué terminar, simplemente había que dejarse llevar por la locura.

El apa online

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Volví al lugar donde el amor solía entretenerse y solo queda la canción que dice que no vuelves