Un dios salvaje


"Yo creo en un Dios salvaje. Él es quien nos gobierna, sin solución de continuidad, desde la noche de los tiempos". Con esta sentencia resumiendo el argumento y Maribel Verdú defendiéndolo en el escenario, el éxito estaba asegurado.

Los actores se despiden dejándote la extraña sensación de haber encajado con humor un drama que cada día se extiende más: la hipocresía. Cuánta gente te intenta dar lecciones de vida aparentando ser lo que no es, y lo que es peor, intentan imponerte una moral politicamente correcta mientras ellos, en la intimidad, juegan a incumplirla. Por eso Ángel no puede ganar GH 11.

En la obra, un desafortunado conflicto entre dos niños sirve para destapar la falta de coherencia y el verdadero germen de la agresividad de dos familias que, como veo a diario, acaba repercutiendo en las dos criaturitas. Pero es normal. Por mucho que avance la sociedad, nos seguimos encontrando con descarados ejemplos de manipulación, censura y condena bañados de moralidad, que intentan encauzar cada uno de nuestros actos para prevenirnos de aún no sé qué daños. El otro día en "El hormiguero" Pablo Motos y el cantante de Mika se reían recordando cuando nos decían que si te masturbabas, te quedabas ciego, el problema es que ahora son otros los que no me dejan ir al cine a ver Saw VI por vete tú a saber qué paja mental, lástima que esas pajas no hayan convalidado la ceguera de este memo antes de clasificar de pornográfica la sexta entrega de una mis sagas de terror favoritas. No voy a caer en la demagogia de que es mucho más violento comprobar cómo en nuestro mundo un militar puede cargarse sin mucho problema a 13 personas en Tejas, pero ¿a qué narices se mete un tio a decirme a mí si puedo o no puedo ver una película? ¿le digo yo a él que no le tape la cara a su mujer mientras se la tira? lo mismo semejante vista es más difícil de digerir y sí supone un daño irreparable al cerebro... o por lo menos es lo que me da por pensar analizando sus actos. Como desgraciadamente este tipo de personas siguen con poder en el mundo, Angel no puede ganar GH 11.

Querer defender a tus hijos debe ser un acto de sobreprotección bastante instintivo y por otro lado muy comprensible, por eso en la obra queda patente que resulta muy complicado controlar los instintos y guardar las apariencias. Maquillar a la bestia interior con falsas formas aprendidas en libros de estilo del siglo pasado o consignas progresistas que no terminas de entender. Y todo se desmorona cuando se pierde lo único que debería prevalecer por encima de todo: la dignidad. No termino de entender cómo alguien puede salir a la calle a exigir que una mujer no pueda abortar o que un hombre no pueda acostarse con otro, y volverse a su casa como si no hubiera pasado nada. Cuando por lo que deberíamos luchar es precisamente por todo lo contrario, porque cada día todos pudieramos caminar con libertad y dignidad, libres para actuar como nos pete, dignos de saber que nuestros actos nos liberan de problemas, nos satisfacen, nos hacen más humanos y, por supuesto, respetan a los que conviven con nosotros. Por eso los guardianes de la moral, los habitantes de la habitación azul con Angel como acólito tres ediciones después, nunca deberían ganar un concurso de convivencia como Gran Hermano.

Por eso me gustaría creer en un dios instintivo, sin prejuicios, libre, un dios salvaje que me gobernara desde la noche de los tiempos.

1 cotillas:

Coda 7/11/09 12:51  

Tanto tiempo sin escribir en tu blog y ya no sabía ande pincharle... me alegra que vuelvas.
Estoy totalmente de acuerdo,no puede ganar Angel, no pueden ganar los hipócritas que solo ven la paja ajena mientras se despellejan a las susodichas... Tiene que ganar el que es natural, esté bien o mal visto, que hace las cosas porque las siente y porque las vive.
Amén

El apa online

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Volví al lugar donde el amor solía entretenerse y solo queda la canción que dice que no vuelves