Actualizar, actualizar



La agenda, el sistema operativo, un juego de la wii, el mail, el blog, el perfil de facebook... qué coñazo pasarse todo el día poniéndote al día y total para qué, ¿para decirle al mundo hola estoy aquí y estoy superactualizado?. Puede ser, por eso tenía los dedos afilados de tanto teclear y los ojos miopes de fijar la mirada en la pantalla. Claro que últimamente no he estado muy cumplidor, y es que me era imposible decirle nada al mundo, mientras sentía estar en otra galaxia (aunque he de reconocer que no sé si he aterrizado todavía) y es que estar viviendo en 10 te hace evadirte de las "obligaciones" en algunas ocasiones.

No sé quién sería el ingenioso creativo que auguraba a todos un año 10 en el 2008, basándose en la relevante evidencia de que la suma de sus dígitos hace la decena perfecta. Yo que soy muy dado a creerme las cosas cuando me convienen y que tenía información confidencial para pensar que podría ser cierto, me puse manos a la obra para aprovechar mi año 10. Pero fallé. No tuve en cuenta todos los parámetros y se me olvidó que este viaje no lo hago solo, por eso, para mi sorpresa este año ya va por el 15 o el 16. GRACIAS a muchas personas estoy viviendo un año de muchos cambios, y todos a positivo, que me están permitiendo cargar la mochila de tantas emociones que creo tener energía para llenar más años 10 de aquí en adelante.

Por eso me siento actualizado, completo, renovado. Más feliz de ser como soy, de tener lo que tengo, y de poder compartirlo sin pudor contigo que sé que lees esto desde el cariño que nos une. A pesar de que mi perfil de facebook sea una cutrez, que no responda ni a la mitad de los mails que me llegan o lleve meses sin entrar al blog, no dejo de darle al botón de actualizar.

Compañeros de viaje


Me encanta viajar, si no fuera por falta de dinero y tiempo me pasaría gran parte de mi vida viajando. Recuerdo grandes viajes en mi vida, mi primer viaje de fin de curso a Doñana, la primera aventura en mitad del monte en Sierra culebra, el inolvidable viaje de supervivencia a Marruecos o el romanticismo de París con mi niña, sin olvidarme claro de los cienes de sitios visitados con mi family con la tienda de campaña a cuestas.

Ahora tocaba probar otra forma de viajar, el concepto es fácil: viaje de fin de curso, pero la idea se complica cuando resulta que uno de los responsables eres tú, y los otros 59 acompañantes son adolescentes de 16 años, con ganas de todo eso de lo que todos hemos tenido ganas a los 16, a los 17, a los 18... y para qué ocultarlo, a los 32.

No es cuestión de relatar todos los pormenores del viaje, pero sí dejar constancia de lo bien que me lo he pasado, y de lo fácil que es prejuzgar a la gente. Porque nuestros chicos han dado ejemplo de saber exprimir al máximo la experiencia sin necesidad de recurrir a ninguna de las situaciones que a todos se nos pudieran pasar por la cabeza. Era de necesidad agradecerles los buenos momentos que nos han dado, aunque ninguno realmente lo vaya a leer.


Mi día especial, ¿tu día especial?


18 de marzo, para algunos no es más que el día de antes al día del padre, para otros ni eso, en cambio siempre habrá alguien para quien este día es especial, como lo será el 26 de noviembre, el 9 de agosto o el 13 de septiembre para otros.

Es curioso cómo mientras tu celebras un día especial, y sales a la calle con una sonrisa, descubres que el resto del mundo sigue igual. Por eso hoy le he devuelto una sonrisa a todos los que me he cruzado por la calle, no fuera a ser que hoy fuese un día especial para ellos y no encontraran con quién compartirlo.

No es país para... mí.


Un sentimiento patrio nació en mí cuando ví como el Sr. Bardem iba escalando posiciones en el palmarés de premios cinematográficos estadounidenses. Porque aunque él me cae bastante mal, siempre es un orgullo ver como uno de los nuestros impresiona a los demás, lo que desconozco es si Rajoy incluirá esta emoción dentro de las costumbres españolas, o como la derecha no es muy proclive a apoyar el arte español, se olvidará de ello. Ya le preguntaremos a Cañete. Bueno, que me pierdo, y no es mi intención en este tópic expulsar toda el pus que está fermentando en mi interior cada vez que atisbo la posibilidad de que esta panda de prepotentes carroñeros vuelva al gobierno.

Anoche fui al cine a ver la última de los Coen, para mí era la primera, porque aunque me han recomendado hasta el aburrimiento O´brother, es recordar el careto del Clooney y quitárseme las ganas de hacer el esfuerzo de dedicarle un par de horas. Me aburrí, y a pesar de que Lázaro Carreter diga que es una vulgaridad recurrir al refranero, me animó eso de que "mal de muchos consuelo de tontos". Y es que soy de la opinión de que cuando los movimientos desesperados por encontrar la postura más cómoda en el asiento no dejan oir los diálogos de la peli, es que la peli aburre al personal.

Si Rafa Méndez me deja usar la expresión, diré que No es país para viejos es una supercagada. Más de horas de movimientos de cámara lentos, para algunos será una gran manera de transmitir al espectador el detalle de la acción, pero cuando ya he contado todas las motas de polvo de una secuencia, me apetece que me cambien de escena. El guión es tan cutre que ni el más exigente público de films de fin de semana en Antena 3, le concedería una segunda opción llegado el primer corte publicitario. Y la interpretación de Bardem ha sido mucho más expresiva en Mar adentro o Los lunes al sol.

Vamos, que si me pides opinión aún estas a tiempo ahórrate los 7 euracos que te clavan por ir al cine.

Soy un superfans

Cuando veo a dos tíos como armarios abrazarse llorosos, con la bandera de España pintada en la cara y una bufanda al cuello en pleno mes de julio, el impulso de vergüenza ajena es enterrado al compartir con ellos el sentimiento de ser superfans. Afortunadamente no he sido llamado a ser seguidor de ningún equipo y mucho menos de una bandera, por lo que la emoción que despierta en mí un partido de fútbol es equiparable a acompañar a mi abuela al dentista. Eso no quita que ese impulso descontrolado, que te lleva al ridículo extremo frente a tus semejantes, sea despertado por las más variopintas situaciones.

Hoy me ha reconfortado volver a sentir esa alegría indescriptible cuando he llegado a la estantería de la Fnac donde pone cantautores, y le he visto, todo verde (en homenaje a mí, supongo) hablándome sin articular palabra y mirándome detrás del emblistado. Desde hace años, tengo la manía de pensar que hay discos fabricados expresamente para mí, por lo que cuando cojo el CD deseado lo recibo como si fuera un regalo colocado ahí para que yo lo cogiera, y lo pagara claro. Curioso regalo.

Evidentemente esto no deja de ser una frikada como un trailer de 15 metros, pero a mí me hace tremendamente feliz. Por eso celebro la llegada de Pedro, como celebraré la de Sergio y la de Tontxu que están a punto de parir, vamos, algo similar a lo que me sucede cuando oigo por primera vez la sintonía de GH después del verano, o aparece Merche en pantalla... Ains, qué friki soy y cómo me mola.

"Buscais la FAMA, pero la FAMA cuesta...


... y aquí es dónde vais a empezar a pagar, con sudor." Que levante la mano al primero que no se le ha puesto la carne de gallina al recordar a la señorita Grant con su bastón de baile golpeando la tarima. Sin duda alguna hubo una época en la que todos queríamos ser Leroy, o bajar la escalera del portal como si fuéramos Danny Amatulo, pero lamentablemente la mayoría de nosotros no pasamos de un triste contoneo de caderas al más puro estilo Carlton Banks.

Quizá sea por ello que ahora estoy enganchadísimo al nuevo reality de cuatro: Fama, ¡ a bailar !. Me está atrapando tanto la escuela de baile de Victor Ullate (hijo), que el hecho de que Paula Vázquez sea su presentadora no deja de ser un pequeño aliciente más, que me hace estar puntual a las 15.25 frente a mi tele.


La idea de pasar al horario de sobremesa un programa de estas características me parece todo un acierto, porque estaba un poco cansado de resúmenes insulsos que esconden como verdaderos tesoros las imágenes más interesantes, para emitirlos en una gala. Aunque no entiendo, por qué esta decisión tiene que impregnar al programa de cierta cutrez impropia de un buen programa-espectáculo. Echo de menos poder disfrutar de los bailes de los concursantes con una escenografía decente: luces, decorado, sonido... pero bueno, imagino que si los datos de audiencia siguen acompañando al programa, la cadena se replanteará esta opción.

Mientras tanto me he comprado unos calentadores y unas camisetas de tirantes, para ver si consigo hacer un portés con mi perro o un loking como los de Sergio.

El apa online

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Volví al lugar donde el amor solía entretenerse y solo queda la canción que dice que no vuelves