Color sandía


Aunque la foto no es de altísima calidad, por lo menos servirá para que los cotillas vayan saciando su curiosidad por conocer el archifamoso color sandía. Sin duda es la estrella de nuestra mansión. Siguiente entrega: proximamente.

Restituto engañado.

En mi línea de friki sin escrúpulos, suelo hacer un visionado inicial a todo reality que aparece por la parrilla de las distintas televisiones. Esta semana han empezado tres, a pesar de mi buena predisposición no pude aguantar más de cinco minutos seguidos LA COCINA DEL INFIERNO ni el CANTAS, O QUÉ?. Para la semana que viene estoy pensando bajar el volumen de la tele, sobre todo en el programa de Antena 3, y disfrutar de la gracia, el arte y los cuerpazos de mi Paula y mi Carolina, mis dos presentadoras favoritas. Pobres, vaya vodrios de programa les han dado.

Cuando mi ánimo andaba por el suelo y pensaba que nos encontrábamos ante otra época vacía, televisivamente hablando, y solo comparable a cuando coincidieron OT con el Lozano, GH VIP y ESTUDIO DE ACTORES, llegó el viernes y con él: ENGAÑO.

Morbo. Ni estudios sociológicos, ni búsqueda de nuevos artistas, ni lecciones de baile, lo que queremos los españoles es morbo. Y si hay una cadena que lo sabe esa es telecinco. Por eso ha reservado para la primera noche del finde un programa donde el sexo, la mentira, la traición, los cuernos, los celos y la estrategia son los principales ingredientes. En la primera cita cuatro chicas debían conquistar a Manuel Restituto, un chulito de playa. Hasta ahí todo normal. La gracia del concurso reside en que este tipejo debía descubrir cuál era la única chica soltera, mientras las otras tres intentaban equivocar al chaval con ayuda de sus novios, que dormían en la casa de al lado.

Al final, una inteligentísima Cristine (la rubia mulatita que se está enrollando con el menda) echó mano del saber femenino para hacer caer al memo de Restituto en sus viles engaños. Lástima que para eso hubiera que aguantar hasta las dos y cuarto de la mañana, porque el juego fue excesivamente largo, el único fallo.

GH 7: En el límite del bien.


Recuerdo perfectamente mi primer contacto con este programa. Sucedió hace casi seis años, allá por el 2000 y la 1000-A presentaba a los concursantes de un nuevo programa en el que una panda de pirados se metían en una casa para que viésemos cómo convivían. Lo conocí gracias a mis amigos, y recuerdo perfectamente la conversación en el gallego de toda la vida, y cómo algunos decían atreverse a entrar en la casa... ja ja ja. Cuando se lo comenté a mi novia, me dijo que era una parida y que nunca lo vería porque le daba pudor meterse de esa manera en la vida de los demás... anda que no se lo he recordado veces ni ná. Con lo enganchadita que ha estado ella.

Después de tanto tiempo ya me podría haber cansado de concursantes, nominaciones, grupos, pactos, estrategias, filias, fobias... pero este programa tiene algo que me atrapa, quiera o no. Entre otras cosas es que hay pocos espacios en la televisión actual en los que intenten renovarse temporada a temporada sin abusar de platós, pruebas o ritmos acertados. Y es que cada año es diferente, la primera edición impactó a todo el mundo, todo eran novedades y sorpresas, y sin ser la mejor ni por asomo, es la más añorada por todos, o por la mayoría. Porque yo me quedo sin lugar a duda con ese duelo Ainhoístas-Fresistas que viví muy intensamente gracias a gente como Mila, Cala, Lady o Coda. En el otro lado de la tortilla está GH 6: sosos, predecibles, alelaos y sin carisma fueron los protagonistas y morralla la que se fue quedando al final.

Y así hasta la edición que terminó anoche. Prometía mucho pero se quedó en casi nada. La rivalidad entre los dos grandes grupos no ha dado para mucho porque entre todos los integrantes de la caja de pandora no suman más neuronas que las de Yola Berrocal, que por cierto, se ha aumentado los pechos hasta que los pezones rozan con sus morros...

Afortunadamente dos personajes han resaltado por encima de los demás: El lado oscuro. Pertenecen a ese grupo de personas a los que les gusta creerse por encima de los demás, y si encima se demuestra que lo son, llegan a un límite de prepotencia que debería ser penalizable. Con todo y con eso, misteriosamente, cuentan con mi apoyo. Sin llegar a entrar dentro del grupo de mis concursantes favoritos de todas las ediciones, han sabido darle al programa el ritmo necesario como para situarlo en el límite del bien, pero sin llegar al notable.

Con todo y con eso, nos contamos por millones los que esperamos con ansia la llegada de GH 8. Bonito número.

Un friki destapao.

El apa online

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Volví al lugar donde el amor solía entretenerse y solo queda la canción que dice que no vuelves